El Suelo, conservación, instrumento y metodo

El Suelo: base de la producción

El suelo es la base de la producción agropecuaria. En él, las plantas se sostienen, extraen nutrientes, toman agua y aire del mismo y encuentran las condiciones físicas ideales tales como textura, permeabilidad y temperatura que necesitan para crecer y producir. La importancia de mantener un suelo sano es equivalente a un correcto balance químico, físico y biológico.

¿Por qué se degradan los suelos? La demanda de alimentos por parte de la población es cada vez mayor y esto ha conducido a la explotación de las tierras agrícolas; generalmente basada en la mecanización con tractores y arados inadecuados. Lo anterior ha generado un duro proceso de degradación que podemos observar en la pérdida de nutrientes y suelo, originado por el golpeteo de las gotas de lluvia y escurrimiento de las corrientes de agua. Un suelo se vuelve infértil o pobre cuando se reduce o agota la cantidad de nutrientes  necesaria para la óptima producción agrícola. Así, una cantidad adecuada de fertilizantes y abonos incrementa el volumen de producción, mientras que el exceso o   falta de ellos disminuye la productividad. La FAO señala que una de las causas principales de la degradación del suelo en América Latina es, sin dudas, la aplicación de técnicas de labranza inadecuadas, con el consiguiente deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos, la disminución de los rendimientos agrícolas y más importante aún, el deterioro del medio ambiente. La agricultura intensiva basada en el monocultivo y el uso excesivo de maquinaria agroquímicos, la agricultura de subsistencia que se practica en  laderas o tierras frágiles y otras prácticas como la tumba, roza y quema, la deforestación, la contaminación ambiental y los fenómenos climatológicos deterioran la cubierta vegetal.

Los suelos son la base de la producción mundial de alimentos y deberían convertirse en un elemento clave de las políticas públicas.

La importancia del recurso Suelo

Los suelos en nuestra zona todavía cuentan con fertilidad química bastante buena en relación al fósforo y al resto de los nutrientes, pero ya tienen deficiencias de calcio, magnesio, materia orgánica y un PH muy ácido. Esto último a causa de la gran extracción de calcio que se hace el cultivo de soja y en las zonas ganadera, tamberas el cultivo de alfalfa y cultivos para silos.

En estos casos no se están reponiendo todos los nutrientes que se están sacando. Eso es lo que hay que atacar de base.

Si bien la situación mejoró mucho en estos últimos años gracias a la incorporación de gramínea en la rotación, hay que mantener esta práctica.

Y especialmente empezar a ver al suelo como una parte integral. Esto implica tener en cuenta labores combinadas con siembra directa, mezclar nutrición de cultivos, nutrición del suelo con enmiendas, mejorar la rotación desde las raíces, que tienen que estar siempre vivas para que mantengan también vivo y activo a nuestro suelo. Todo esto conlleva una nueva fertilidad física.

El suelo es clave para el futuro sostenible del planeta, quizá no sea visualmente asombroso como un bosque verde ni aparezca tan vital como el agua dulce, pero el suelo, pese a su aspecto sencillo, es un recurso natural igual de esencial para sostener la vida en la Tierra.

El suelo proporciona nutrientes, agua y minerales para las plantas y los árboles, almacena carbono y es el hogar de miles de millones de insectos, pequeños animales, bacterias y muchos otros microorganismos.

Sin embargo, la cantidad de suelo fértil en el planeta ha ido disminuyendo a un ritmo alarmante, lo que compromete la capacidad de los agricultores de cultivar alimentos para alimentar a una población mundial que, según las previsiones alcanzara los nueve mil millones  de aquí a 2050.

El Suelo: base de la producción

Los suelos son la base de la producción mundial de alimentos y deberían convertirse en un elemento clave de las políticas públicas.

El suelo, junto con el agua y el aire, es uno de los recursos naturales más importantes con los que contamos los seres humanos. En la agricultura se considera al suelo como la base para la producción de alimentos. Por lo que su conservación, entendiendo como tal, al uso de manera adecuada sin producir su deterioro (físico, químico y/o biológico), es muy importante.

Si bien los problemas derivados del uso intensivo del suelo no suceden en forma idéntica en todas las regiones productivas, pueden establecerse tendencias. Así entre las prácticas que contribuyen a la degradación de los suelos están la hiperfertilización (fertilización sin adecuarla a las demandas de los cultivos y a las características de los suelos), el agregado de enmiendas orgánicas sin control, el riego con aguas de baja calidad, entre otras.  Conduciendo a la ocurrencia de degradaciones físicas, físico-químicas, químicas y biológicas en el suelo. Que se manifiestan, en muchas ocasiones, en forma de salinización, alcalinización, perdida de materia orgánica, desequilibrios nutricionales, contaminación de las napas, disminución de la calidad de la producción, etc.

La degradación de los suelos es entonces, uno de los problemas más importantes a resolver, ya cuando los suelos pierden su capacidad potencial de producir alimento, por ser la base de la producción agrícola, se ponen en riesgo las necesidades económicas, sociales y ambientales de la población.

El suelo es la base de la producción mundial de alimentos, su cuidado es primordial para sostener la vida, la economía, el trabajo; de una Política Publica para su conservación se originan todas las Políticas Publicas de Arraigo, cuidado del medio ambiente, producción soberana de alimentos, trabajo rural digno e inclusivo y todo lo bueno que nos podamos imaginar

Los suelos son la base de la producción mundial de alimentos y deberían convertirse en un elemento clave de las políticas públicas.-

Los suelos sanos son la base para la producción de alimentos saludables

¿Qué es un suelo sano?

La salud del suelo se ha definido como su capacidad para funcionar como un sistema vivo. Los suelos sanos mantienen una comunidad variada de organismos del suelo que ayudan a controlar las enfermedades de las plantas, insectos y malezas, forman asociaciones simbióticas beneficiosas con las raíces, reciclan nutrientes esenciales para las plantas, mejoran la estructura del suelo con efectos positivos para el agua del suelo y la capacidad de retención de nutrientes, y en última instancia mejoran la producción agrícola. Un suelo sano también contribuye a la mitigación del cambio climático, manteniendo o aumentando su contenido de carbono.

Los suelos y la seguridad alimentaria

L a disponibilidad de alimentos depende de los suelos: los alimentos nutritivos y de buena calidad y el forraje para los animales solo pueden producirse si nuestros suelos están sanos. Por tanto, un suelo vivo y sano es un aliado crucial para la seguridad alimentaria y la nutrición. En los últimos 50 años, los avances en la tecnología agrícola han llevado a un salto cualitativo en la producción de alimentos y han impulsado la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, en muchos países, esta producción agrícola intensiva ha empobrecido el suelo, poniendo en peligro nuestra capacidad para mantener la producción en estas áreas en el futuro.

“El problema de los suelos esta un poco relegado porque estamos problematizados con la fertilización, sin conocimiento y sin una receta básica. Estamos mirando del suelo para arriba: cómo viene el cultivo, el problema de las malezas, etc”

Con la masificación de la siembra directa nos olvidamos de pensar en la extractividad que le estamos provocando al suelo. Por eso debemos, de una u otra manera, volver a pensar cómo repondremos los nutrientes y cómo recuperaremos la estructura de nuestro suelo.

La importancia de “combinar siembra directa con labranza convencional, es decir, mezclar tecnología que conocemos pero que no estamos utilizando, para ponerla al servicio del suelo y de la producción agropecuaria”.

¿A qué debe estar atento el productor con respecto al suelo?

Principalmente a la estructura del suelo, dado que se está compactando. Una de las razones es el laboreo y otra es el excesivo paso de las herramientas por suelos blandos. Además la falta de nutrientes hace que el suelo se compacte más fácilmente.

Por todo esto, el productor tiene que saber que si su suelo se está compactando, entonces está perdiendo fertilidad estructural y física, corriendo el riesgo de transformarlo en suelo improductivo.

Desarrollar metodos de conservacion del suelos y llevarlos a la practica es el punto de partida para cuidar el medio ambiente, producir alimentos saludables y tener una produccion diversificada.-

Importante instrumento practico para mantener la conservacion del suelo activa y la rentabilidad agricola:

MEDIR LA NAPA, CLAVE PARA ENFRENTAR UNA CAMPAÑA

https://campolitoral.com.ar/nota/33464/2021/08/medir-la-napa-clave-para-enfrentar-una-campaa-nia

El freatímetro y el análisis de suelo: dos herramientas básicas que los productores no usan

https://agroverdad.com.ar/2018/04/freatimetro-analisis-suelo-dos-herramientas-basicas-los-productores-no-usan

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